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domingo, 24 de marzo de 2024

EL PAPA FRANCISCO PRESIDE EN EL VATICANO UNA MISA SIN HOMILÍA EN DOMINGO DE RAMOS 2024

 









El Papa Francisco preside en el Vaticano una Misa sin homilía en Domingo de Ramos

Por Almudena Martínez-Bordiú, Walter Sánchez Silva

24 de marzo de 2024 



Este 24 de marzo el Papa Francisco ha presidido en la Plaza de San Pedro la Misa de Domingo de Ramos, con la que se da inicio a la Semana Santa 2024, en la que no pronunció la homilía y tampoco fue leída por alguno de los concelebrantes presentes.

La celebración comenzó a las 10:00 horas (hora de Roma) y en ella participaron cerca de  25.000 fieles, según informó la Gendarmería del Vaticano.

La Misa fue precedida por la procesión de las palmas de Domingo de Ramos, llevadas por obispos, sacerdotes, religiosos y laicos alrededor del obelisco de la Plaza de San Pedro para recordar el ingreso de Jesús a Jerusalén.

Tras la ceremonia en la que se bendijo las palmas y la procesión de obispos y sacerdotes, el Santo Padre se dirigió al atrio de la basílica vaticana para la Eucaristía con la que se dio inicio a la Semana Santa.

En el momento de la homilía, el Papa Francisco prefirió no leer el texto y continuó con la celebración. 

Aunque la Santa Sede no ha ofrecido mayor información al respecto, el Pontífice podría haber tomado esta decisión debido a su dificultad respiratoria por una persistente gripe que padece desde hace más de un mes. 

ACI Prensa contactó a Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa del Vaticano, para consultar por qué no se leyó la homilía, como se ha hecho en otras ocasiones, pero hasta la publicación de esta nota no ha tenido respuesta.

Como es costumbre, la Oficina de Prensa del Vaticano envió a los periodistas el texto de la homilía que el Papa Francisco tenía programado pronunciar. A esto se conoce como embargo, es decir que no debe publicarse hasta que el Santo Padre efectivamente lo pronuncie.

Alrededor de las 13:20 (hora de Roma) la Oficina de Prensa del Vaticano precisó que "al no haber sido pronunciada, la homilía no existe". Sobre si se ofrecerá alguna explicación adicional, la respuesta ha sido: "no".

En el bolletino de este Domingo de Ramos, el medio oficial de la Oficina de Prensa del Vaticano para informar de las actividades del Papa, se publicó alrededor de las 14:00 (hora de Roma) lo siguiente: “Al término de la proclamación de la Pasión del Señor según Marco hubo un momento de silencio y oración antes de retomar la celebración”. 

miércoles, 14 de febrero de 2024

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA ACEDIA, UNA TENTACIÓN POCO CONOCIDA PERO MUY PELIGROSA

 


 Catequesis del Papa Francisco sobre la acedia, una tentación poco conocida pero “muy peligrosa”

El Papa Francisco durante una Audiencia General en el Aula Pablo VI

 Crédito: Vatican Media



El Papa Francisco dedicó su catequesis de hoy a reflexionar sobre la acedia, la que definió como “una tentación muy peligrosa” o “el demonio del mediodía”, que hace que la vida pierda sentido y a la que se debe hacer frente con la paciencia de la fe.

A continuación, la catequesis completa del Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles 14 de febrero:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

Entre todos los vicios capitales hay uno que a menudo pasa bajo el silencio, no se habla de él, quizás en virtud de su  nombre, que a muchos les resulta poco comprensible: estoy hablando de la la acedia. Por eso, en el catálogo de los vicios, el término acedia está a menudo sustituido por otro de uso mucho más común: la pereza. En realidad, la pereza es más un efecto que una causa. Cuando una persona se queda inactiva, indolente, apática, nosotros decimos que es perezosa. Pero, como enseña la sabiduría de los antiguos padres del desierto, a  menudo la raíz es la acedia, que literalmente del griego significa “falta de cuidado”. Acedia significa en la raíz griega “falta de cuidado” y es uno de los vicios. 

Se trata de una tentación muy peligrosa, no bromeen con esta. Quien cae víctima de este vicio, es como si fuera  aplastada por un deseo de muerte: todo le disgusta; la relación con Dios se le vuelve aburrida; y también los actos más santos, los que le habían calentado el corazón, ahora, le parecen completamente inútiles. Una persona empieza a lamentar el paso del tiempo, y la juventud que queda irremediablemente atrás.  

La acedia está definida como el “demonio del mediodía”: nos atrapa en mitad del día, cuando la fatiga está en su ápice y las horas que nos esperan nos parecen monótonas, imposibles de vivir. En una celebre descripción el monje Evagrio representa así esta tentación: “El ojo del acedioso se fija en las ventanas continuamente y en su mente imagina visitantes […] Cuando lee, el acedioso bosteza a menudo y se deja llevar fácilmente por el sueño, se frota los ojos, se refriega las manos y, quitando la mirada del libro, la fija en la pared; después, dirigiéndola nuevamente al libro, lee un poco más […]; finalmente, inclinando la cabeza, le coloca el libro debajo y se duerme en un sueño ligero, hasta que el hambre lo despierta y le apremia a atender sus necesidades”; en conclusión, “el acedioso no realiza con solicitud la  obra de Dios”.

 Los lectores contemporáneos advierten en estas descripciones algo que recuerda mucho el mal de  la depresión, tanto desde el punto de vista psicológico como filosófico. En efecto, para los atenazados por  la acedia, la vida pierde su sentido, rezar es aburrido, cada batalla parece carecer de significado. Si  alimentamos pasiones en nuestra juventud, ahora nos parecen ilógicas, sueños que no nos hicieron felices.  Así que nos dejamos llevar y la distracción, al no pensar, parecen ser la única salida: a uno le gustaría  estar aturdido, tener la mente completamente vacía .... es un poco como morir por anticipado. Es feo este vicio, es feo. 

Frente a este vicio, del que nos damos cuenta que es tan peligroso, los maestros de espiritualidad  prevén varios remedios. Me gustaría señalar el que me parece más importante y que yo llamaría la  paciencia de la fe. Aunque bajo el azote de la acedia el deseo del hombre sea estar “en otra parte”, escapar de la realidad, hay que tener en cambio el valor de permanecer y acoger en mi “aquí y ahora”, en  mi situación tal como es, la presencia de Dios. Los monjes dicen que para ellos la celda es la mejor maestra de vida, porque es el lugar que concreta y cotidianamente te habla de tu historia de amor con el  Señor. El demonio de la acedia quiere destruir precisamente esta alegría sencilla del aquí y ahora, este asombro agradecido de la realidad; quiere hacerte creer que todo es en vano, que nada tiene sentido, que no vale la pena preocuparse por nada ni por nadie. 

Recordemos que en la vida, nosotros encontramos a gente que es acediosa. Esta gente que nosotros decimos: “Pero este es aburrido, no nos gusta estar con él”. Incluso tiene una actitud que te contagia el aburrimiento. Esta es la acedia.

Cuántas personas, en las garras de la acedia, movidas por una inquietud sin rostro, han  abandonado tontamente el camino del bien que habían emprendido. La de la acedia es una batalla  decisiva, que hay que ganar a toda costa. Y es una batalla que no ha preservado ni siquiera a los santos, porque en tantos de sus diarios hay algunas páginas que confiesan momentos tremendos, de verdaderas noches de fe, en las que todo parecía oscuro. Estos santos nos enseñan a atravesar la noche con paciencia, aceptando la pobreza de la fe. Recomendaban, bajo la opresión de la pereza, mantener una medida de compromiso más pequeña, fijarse metas más al alcance de la mano, pero al mismo tiempo aguantar,  perseverar apoyándose en Jesús, que nunca nos abandona en la tentación. 

La fe, atormentada por la prueba de la acedia, no pierde su valor. Al contrario, es la fe verdadera, la humanísima fe, que, a pesar de todo, a pesar de las tinieblas que la ciegan, sigue humildemente  creyendo.  Esa fe que permanece en el corazón, como permanecen las brasas bajo las cenizas, siempre permanecen. Si alguno de nosotros cae en este vicio, en la tentación de la acedia, que trate de mirar dentro y custodiar las brasas de la fe. Y así vamos a adelante. Que el Señor les bendiga. 

domingo, 21 de enero de 2024

PAPA FRANCISCO: NO SEAMOS SORDOS A LA PALABRA DE DIOS PARA PONER ANUNCIARLA AL MUNDO


 

Papa Francisco: No seamos “sordos” a la Palabra de Dios para poder anunciarla al mundo

Crédito. Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Por Walter Sánchez Silva

21 de enero de 2024 


En su homilía de la Misa por el V Domingo de la Palabra de Dios, el Papa Francisco resaltó la importancia de no ser “sordos” ante ella, de darle un lugar privilegiado en la vida para poder ser mensajero y testigo del Señor en un mundo que la ignora, pero que está sediento de ella.

Así lo indicó el Santo Padre al celebrar la Eucaristía en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, en la que reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de San Marcos, que narra cómo Jesús le habló a unos pescadores, sus primeros discípulos, que lo dejaron todo y lo siguieron.

En la Misa se confirió también los ministerios de Lector y Catequista a hombres y mujeres laicos provenientes de Brasil, Bolivia, Corea, Chad, Alemania y Antillas.


“La Palabra de Dios despliega la potencia del Espíritu Santo. Es una fuerza que atrae hacia Dios, como les sucedió a los jóvenes pescadores, que quedaron impresionados por las palabras de Jesús”, explicó el Papa en su homilía.

“La Palabra, por tanto, nos atrae hacia Dios y nos envía hacia los demás. Nos atrae hacia Dios y nos envía hacia los demás, ese es su dinamismo. No nos deja encerrados en nosotros mismos, sino que dilata el corazón”, prosiguió.

El Papa Francisco resaltó asimismo que la Palabra de Dios “suscita la misión, nos hace mensajeros y testigos de Dios para un mundo colmado de palabras, pero sediento de esa Palabra que frecuentemente ignora. La Iglesia vive de este dinamismo, es llamada por Cristo, atraída por Él, y enviada al mundo para testimoniarlo”.

El Pontífice señaló luego algunos ejemplos de santos, en cuya historia la Palabra de Dios “ha sido decisiva”, como San Antonio, Santa Teresa del Niño Jesús “que descubrió su vocación leyendo las cartas de San Pablo” o San Francisco de Asís, todas “vidas transformadas por la Palabra de vida, por la Palabra del Señor”.


No ser “sordos” a la Palabra de Dios

“¿Por qué para muchos de nosotros no sucede lo mismo? Muchas veces escuchamos la Palabra de Dios, nos entra por un oído y nos sale por otro, ¿Por qué?”, cuestionó el Papa Francisco.

“Es necesario no ser ‘sordos’ a la Palabra. Es el riesgo que corremos, ya que abrumados por miles de palabras, no damos importancia a la Palabra de Dios, la oímos, pero no la escuchamos; la escuchamos, pero no la custodiamos; la custodiamos, pero no nos dejamos provocar por ella para cambiar; la leemos, pero no la hacemos oración”.

Tras recordar que los primeros discípulos dejaron la vida que llevaron hasta su encuentro con Jesús, el Papa destacó que “quien está en contacto con la Palabra se libera de las ataduras del pasado, porque la Palabra viva descifra la existencia, cura también la memoria herida implantando el recuerdo de Dios y de las obras que ha hecho por nosotros”. 

domingo, 14 de enero de 2024

PAPA FRANCISCO: JESÚS NO QUIERE FOLLOWERS SUPERFICIALES SINO DISCÍPULOS CON CORAZÓN ABIERTO



Papa Francisco: Jesús no quiere “followers” superficiales sino discípulos con “corazón abierto”

Papa Francisco en el Ángelus, 14 de enero 2024

Por David Ramos



En sus palabras previas al rezo del Ángelus dominical, el Papa Francisco aseguró que Jesús “no quiere ‘followers’ superficiales”, sino que desea discípulos con “un corazón abierto, en búsqueda, no un corazón saciado o satisfecho”.

Ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro en el Vaticano este 14 de enero, el Santo Padre señaló que “el Evangelio hoy presenta el encuentro de Jesús con los primeros discípulos. Esta escena nos invita a hacer memoria de nuestro primer encuentro con Jesús”.

“¿Cuándo me encontré a Jesús por primera vez?”, preguntó el Papa, animando a los fieles a “hacer un poco de memoria”.

Luego dijo: “¿Qué cosa significa ser discípulos del Señor? Según el Evangelio de hoy podemos tomar tres palabras: buscar a Jesús, habitar con Jesús, anunciar a Jesús”.

El Papa Francisco subrayó más adelante que “el Señor no quiere prosélitos, no quiere ‘followers’ superficiales, el Señor quiere personas que se interroguen y se dejen interpelar por su Palabra”.

“Por lo tanto, para ser discípulos de Jesús es necesario ante todo buscarlo, tener un corazón abierto, en búsqueda, no un corazón saciado o satisfecho”, aseguró.

Los primeros discípulos, subrayó, “no buscaban noticias o informaciones sobre Dios, o señales o milagros, sino que deseaban encontrar al Mesías, hablar con Él, estar con Él, escucharlo”.

“La fe, en suma, no es una teoría, no, es un encuentro, es ir a ver dónde vive el Señor y habita con Él. Encontrar al Señor y habitar con Él”, resaltó.

El Papa señaló que “los discípulos buscaban a Jesús, luego fueron con Él y pasaron toda la tarde con Él. Y luego a anunciar. Regresan y anuncian. Buscar, habitar, anunciar”, reiteró.

Hacia el final de su reflexión, el Santo Padre reiteró su llamado a los fieles a hacer “memoria de nuestro primer encuentro con el Señor”.

Luego exhortó: "Y preguntémonos: ¿somos todavía discípulos enamorados del Señor, buscamos al Señor o nos hemos asentado en una fe hecha de hábitos? ¿Vivimos con Él en oración, sabemos estar en silencio con Él? ¿Sé habitar en oración con el Señor, permanecer en silencio con Él? ¿Y entonces sentimos el deseo de compartir, de anunciar esta belleza del encuentro con el Señor?”.  

domingo, 13 de agosto de 2023

¿QUÉ HACER CUANDO TENEMOS MIEDO Y NOS SENTIMOS PERDIDOS? - PAPA FRANCISCO RESPONDE

 



¿Qué hacer cuando tenemos miedo y nos sentimos perdidos? El Papa Francisco responde

 Crédito: Vatican Media

Por Almudena Martínez-Bordiú

13 de agosto de 2023 


El Papa Francisco afirmó desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano que en los momentos de oscuridad y cuando “nos sentimos perdidos”, Jesús “viene a nuestro encuentro”  para ayudarnos a vencer nuestros miedos.

Así lo aseguró este domingo 13 de agosto durante el Ángelus, donde reflexionó sobre el Evangelio del día, que narra el pasaje en el que Jesús camina sobre las aguas de Galilea para encontrarse con los discípulos que realizaban una travesía en barca. 

El Santo Padre explicó que en este gesto de Jesús “hay un mensaje” que podemos acoger. En primer lugar, destacó que, en aquella época, “las grandes extensiones de agua eran consideradas sedes de fuerzas malignas no dominables por el hombre”.

“Especialmente —continuó— si eran agitadas por la tempestad, los abismos eran símbolo del caos y hacían referencia a las oscuridades de los infiernos”. 

“Y aquí  llega Jesús, que camina sobre las aguas, es decir por encima de esas fuerzas del mal, y dice a los suyos:  ‘¡Ánimo!, que soy yo; no temáis’. Este es el sentido del signo: los poderes malignos, que nos asustan  y no logramos dominar, con Jesús se redimensionan”, afirmó el Papa Francisco. 

Asimismo, subrayó que Jesús, al caminar sobre las aguas quiere decirnos: “No temas, yo pongo bajo los pies a tus enemigos”. Aclaró también que estos “enemigos” pueden ser la muerte, el miedo y el diablo”.

El Pontífice aseguró que “Cristo hoy repite a cada uno de nosotros: ‘¡ánimo, soy yo, no temas!’. Ánimo, es decir, porque estoy yo, porque ya no estás solo en las aguas agitadas de la vida”.

“¿Qué hacer en el miedo, cuando se ve solo oscuridad y nos sentimos perdidos? Dos cosas, que en el Evangelio hacen los discípulos: ellos invocan y acogen a Jesús”, señaló más tarde.

Explicó que Pedro “camina un poco sobre las aguas hacia Jesús, pero después se asusta, se hunde y entonces grita: ‘¡Señor, sálvame!’”. 

El Papa Francisco resaltó que “es bonita esta oración, con la cual se expresa la certeza de que el Señor puede salvarnos, que Él vence nuestro mal y nuestros miedos”. 

Por ello, animó a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano a repetirla “sobre todo en los momentos de tempestad”.

“El Señor sabe que la barca de la vida, así como la barca de la Iglesia, está amenazada por  vientos contrarios y que el mar sobre el que navegamos a menudo está agitado”. 

Asimismo, enfatizó que Jesús “no nos salva de la fatiga de  la navegación”, sino que nos “invita a afrontar  las dificultades, para que también estas se conviertan en lugares de salvación, ocasiones para encontrarle a Él”.  

“Él, de hecho, en nuestros momentos de oscuridad viene a nuestro encuentro, pidiendo ser acogido, como esa  noche en el lago”.

A continuación, el Papa Francisco realizó las siguientes preguntas: En los miedos ¿cómo me comporto? ¿Voy adelante solo con mis fuerzas o  invoco al Señor? ¿Y cómo va mi fe? ¿Creo que Cristo es más fuerte que las olas y que los vientos adversos?”  

“Pero, sobre todo: ¿navego con Él? ¿Lo acojo, le hago sitio en la barca de la vida, le confío el timón? María, estrella del mar, nos ayude a buscar, en las travesías oscuras, la luz de Jesús”, concluyó el Papa Francisco.