La indiscreción es dañina y puede aportarte datos confidenciales a que no tienes derecho.
El que ansía conocer intimidades ajenas, nunca se satisface de ver, escuchar y averiguar; pero, los datos que obtiene, sólo le sirven para estimular su enfermiza manía de penetrar el secreto del otro, con el fin regularmente, de desacreditarlo ante la opinión pública.
El indiscreto es imprudente y el resultado de sus actitudes es casi siempre su propia desgracia.
El que ansía conocer intimidades ajenas, nunca se satisface de ver, escuchar y averiguar; pero, los datos que obtiene, sólo le sirven para estimular su enfermiza manía de penetrar el secreto del otro, con el fin regularmente, de desacreditarlo ante la opinión pública.
El indiscreto es imprudente y el resultado de sus actitudes es casi siempre su propia desgracia.