lunes, 12 de marzo de 2018

IMÁGENES DE JESÚS EUCARISTÍA






























LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 12 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
12 de marzo




Cuando vivimos la fe, prometemos al Señor fidelidad; damos la palabra, nuestra palabra, y es de hombres el cumplir la palabra dada; y, cuando ese hombre, es un cristiano que ha dado su palabra a Dios, ya se comprende con facilidad la gravitación de esa responsabilidad.

Debemos examinar con frecuencia el cumplimiento de nuestra responsabilidad: el Señor nos pedirá cuenta de ella.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 11 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
11 de marzo




La vida de todos nosotros está muy llena de preocupaciones, problemas, ansiedades, cosas que nos hacen salir demasiado de nosotros mismos. Es preciso replantearse las cosas y la respuesta que estamos dando al Señor; ¿estaremos dando al Señor tanto como él espera y exige de nosotros?

Es preciso volver a reactualizar todo, a soplar sobre las brasas, que indudablemente están en nuestro interior, pero quizás algo tapadas por una capa de ceniza como son el poco tiempo para la meditación diaria, la preocupación por nuevos e inquietantes problemas de distinta especie y a distinto nivel, el no hallar ya un ambiente que nos favorezca, etcétera.



P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 12 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 12



Dios toma la iniciativa y sale al encuentro del hombre para salvarlo. Pero Dios no salva al hombre sin la colaboración del hombre. “El que te creó a ti, no te va a salvar sin ti” decía San Agustín.

María vio en el ángel al enviado de Dios y sus palabras fueron escuchadas por María como palabras de Dios. Por eso su respuesta no fue dirigida tanto al ángel cuanto a Dios, a cuya disposición su puso incondicionalmente.

María, enséñanos a ponernos a disposición de Dios y a colaborar en nuestra salvación y en la de nuestros hermanos.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 11 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 11


Según leemos en el Evangelio, una buena mujer alabó a María por ser la madre de Jesús. Jesús no negó aquella alabanza, pero puntualizó que era más dichosa aún por escuchar la Palabra de Dios y practicarla (Lc 11, 27-28).

Nuestra vida debe acomodarse al espíritu del Evangelio; sus máximas y normas son las que deben regir nuestra vida; nuestros criterios han de ir por las líneas que nos traza. Debemos juzgar los acontecimientos con la escala de valores que el Evangelio nos propone.

María, ayúdanos a escuchar la Palabra de Dios en las Escrituras y en los acontecimientos de nuestra vida.


* P. Alfonso Milagro

sábado, 10 de marzo de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 10 DE MARZO

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
10 de marzo




Nuestra redención depende de Cristo, pero depende, también, en parte, de nosotros mismos; si nosotros rehusamos juntar nuestro dolor con el de Cristo, nos faltará una parte, que por cierto será pequeña, por ser nuestra, pero que es imprescindible por voluntad y expresa determinación de nuestro Señor.

Estamos hablando de dolor; pero .... ¿De qué dolor?

De todo tipo de dolor:

- ya sea físico: una enfermedad...
- ya sea anímico: el desaliento...
- ya sea psíquico: el desequilibrio...
- ya sea espiritual: la aridez...
- ya sea social: la angustia...
- ya sea familiar: la incomprensión...

...en fin, el campo del dolor es notoriamente extenso.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 10 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 10



Si María es toda ella modelo para nuestra vida, lo es especialmente en la oración. La oración de María se resume en aquella palabra “fiat” (“hágase”), con la que respondió al Ángel y aceptó ser Madre del Dios Redentor.

Ella pronunció la oración perfecta: “Aquí está la humilde esclava del Señor, la servidora del Señor, para hacer su voluntad”
Así tiene que ser nuestra oración: dispuestos a aceptar la voluntad de Dios, dejemos que el Señor desarrolle en nosotros sus planes y los proyectos que Él tiene sobre nuestra vida.

María, maestra de la fe, ábrenos los ojos para descubrir que el Señor quiere hacer en nosotros cosas maravillosas.


* P. Alfonso Milagro