domingo, 21 de enero de 2024

SANTORAL DE HOY DOMINGO 21 DE ENERO DE 2024

 

Juan Yi Yun-il, SantoJuan Yi Yun-il, Santo
Catequista laico y Mártir, 21 de enero
Albano Roe, Santo y Tomás Green, BeatoAlbano Roe, Santo y Tomás Green, Beato
Sacerdotes y Mártires, 21 de enero
Josefa María de Santa Inés, BeataJosefa María de Santa Inés, Beata
Religiosa Agustina, 21 de enero
Nuestra Señora de la AltagraciaNuestra Señora de la Altagracia
Advocación Mariana, 21 de enero
José Nascimbeni, BeatoJosé Nascimbeni, Beato
Presbítero y Fundador, 21 de enero
Inés, SantaInés, Santa
Memoria Litúrgica, 21 de enero

SANTA INÉS, 21 DE ENERO

 


 Inés, Santa

Memoria Litúrgica, 21 de enero

Por: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net



Virgen y Mártir

Martirologio Romano: Memoria de santa Inés, virgen y mártir, que siendo aún adolescente, ofreció en Roma el supremo testimonio de la fe, consagrando con el martirio el título de la castidad. Obtuvo victoria sobre su edad y sobre el tirano, suscitó una gran admiración ante el pueblo y adquirió una mayor gloria ante el Señor. Hoy se celebra el día de su sepultura (s. III/IV).

Etimología: Inés = aquella que se mantiene pura, es de origen griego.


Breve Biografía

Hay muy buenos documentos sobre la existencia de esta mártir que vivió a comienzos del siglo IV y que fue martirizada a los doce años, durante la feroz persecución de Diocleciano.

Su popularidad y su devoción hacen pensar que no son improbables las leyendas que se nos han transmitido de boca en boca y también con escritos. Basado en una tradición griega, el Papa Dámaso habla del martirio de Santa Inés sobre una hoguera.

Pero parece más cierto lo que afirma el poeta Prudencio y toda la tradición latina, es decir, que la jovencita, después de haber sido expuesta a la ignominia de un lugar de mala fama por haberse negado a sacrificar a la diosa Vesta, fue decapitada.

Así comenta el hecho San Ambrosio, al que se le atribuye el himno en honor de Agnes heatae virginis: “¿En un cuerpo tan pequeño había lugar para más heridas? Las niñas de su edad no resisten la mirada airada de sus padres, y las hace llorar el piquete de una aguja: pero Inés ofrece todo su cuerpo al golpe de la espada que el verdugo descarga sobre ella”.

Alrededor de su imagen de pureza y de constancia en la fe, la leyenda ha tejido un acontecimiento que tiene el mismo origen de la historia de otras jóvenes mártires: Agata, Lucia, Cecilia, que también encuentran lugar en el Canon Romano de la Misa. Según la leyenda popular, fue el mismo hijo del prefecto de Roma el que atentó contra la pureza de Inés. Al ser rechazado, él la denunció como cristiana, y el prefecto Sinfronio la hizo exponer en una casa de mala vida por haberse negado a rendirle culto a la diosa Vesta. Pero Inés salió prodigiosamente intacta de esa difamante condena, porque el único hombre que se atrevió a acercarse a ella cayó muerto a sus pies.

Pero el prefecto no se rindió ante el prodigio y la condenó a muerte. Un antiguo rito perpetúa el recuerdo de este ejemplo heroico de pureza. En la mañana del 21 de enero se bendicen dos corderitos, que después ofrecen al Papa para que con su lana sean tejidos los palios destinados a los Arzobispos. La antiquísima ceremonia tiene lugar en la iglesia de Santa Inés, construida por Constantina, hija de Constantino, hacia el 345.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 21 DE ENERO DE 2024



Domingo 3 (B) del tiempo ordinario

Domingo 21 de enero de 2024



1ª Lectura (Jon 3,1-5.10): En aquellos días, vino la palabra del Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo». Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!». Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños. Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.




Salmo responsorial: 24

R/. Señor, enséñame tus caminos.

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes.

2ª Lectura (1Cor 7,29-31): Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

Versículo antes del Evangelio (Mc 1,15): Aleluya. El Reino de Dios ya está cerca, dice el Señor. Arrepentíos y creed en el Evangelio. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mc 1,14-20): Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.







«Convertíos y creed en la Buena Nueva»

Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué

(Manresa, Barcelona, España)



Hoy, la Iglesia nos invita a convertirnos y, con Jesús, nos dice: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Por tanto, habrá que hacer caso a Jesucristo, corrigiendo y mejorando lo que sea necesario.

Toda acción humana conecta con el designio eterno de Dios sobre nosotros y con la vocación a escuchar a Jesús, seguirlo en todo y para todo, y proclamarlo tal como lo hicieron los primeros discípulos, tal como lo han hecho y procuramos hacerlo millones de personas.

Ahora es la oportunidad de encontrar a Dios en Jesucristo; ahora es el momento de nuestra vida que empalma con la eternidad feliz o desgraciada; ahora es el tiempo que Dios nos proporciona para encontrarnos con Él, vivir como hijos suyos y hacer que los acontecimientos cotidianos tengan la carga divina que Jesucristo —con su vida en el tiempo— les ha impreso.

¡No podemos dejar perder la oportunidad presente!: esta vida puede ser más o menos larga en el tiempo, pero siempre es corta, pues «la apariencia de este mundo pasa» (1Cor 7,31). Después nos espera una eternidad con Dios y con sus fieles en vida y felicidad plenas, o lejos de Dios —con los infieles— en vida e infelicidad totales.

Así, pues, las horas, los días, los meses y los años, no son para malgastarlos, ni para aposentarse y pasarlos sin pena ni gloria con un estéril “ir tirando”. Son para vivir —aquí y ahora— lo que Jesús ha proclamado en el Evangelio salvador: vivir en Dios, amándolo todo y a todos. Y, así, los que han amado —María, Madre de Dios y Madre nuestra; los santos; los que han sido fieles hasta el fin de la vida terrenal— han podido escuchar: «Muy bien, siervo bueno y fiel (...): entra en la alegría de tu señor» (Mt 25,23).

¡Convirtámonos! ¡Vale la pena!: amaremos, y seremos felices desde ahora. 

PAPA FRANCISCO: NO SEAMOS SORDOS A LA PALABRA DE DIOS PARA PONER ANUNCIARLA AL MUNDO


 

Papa Francisco: No seamos “sordos” a la Palabra de Dios para poder anunciarla al mundo

Crédito. Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Por Walter Sánchez Silva

21 de enero de 2024 


En su homilía de la Misa por el V Domingo de la Palabra de Dios, el Papa Francisco resaltó la importancia de no ser “sordos” ante ella, de darle un lugar privilegiado en la vida para poder ser mensajero y testigo del Señor en un mundo que la ignora, pero que está sediento de ella.

Así lo indicó el Santo Padre al celebrar la Eucaristía en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, en la que reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de San Marcos, que narra cómo Jesús le habló a unos pescadores, sus primeros discípulos, que lo dejaron todo y lo siguieron.

En la Misa se confirió también los ministerios de Lector y Catequista a hombres y mujeres laicos provenientes de Brasil, Bolivia, Corea, Chad, Alemania y Antillas.


“La Palabra de Dios despliega la potencia del Espíritu Santo. Es una fuerza que atrae hacia Dios, como les sucedió a los jóvenes pescadores, que quedaron impresionados por las palabras de Jesús”, explicó el Papa en su homilía.

“La Palabra, por tanto, nos atrae hacia Dios y nos envía hacia los demás. Nos atrae hacia Dios y nos envía hacia los demás, ese es su dinamismo. No nos deja encerrados en nosotros mismos, sino que dilata el corazón”, prosiguió.

El Papa Francisco resaltó asimismo que la Palabra de Dios “suscita la misión, nos hace mensajeros y testigos de Dios para un mundo colmado de palabras, pero sediento de esa Palabra que frecuentemente ignora. La Iglesia vive de este dinamismo, es llamada por Cristo, atraída por Él, y enviada al mundo para testimoniarlo”.

El Pontífice señaló luego algunos ejemplos de santos, en cuya historia la Palabra de Dios “ha sido decisiva”, como San Antonio, Santa Teresa del Niño Jesús “que descubrió su vocación leyendo las cartas de San Pablo” o San Francisco de Asís, todas “vidas transformadas por la Palabra de vida, por la Palabra del Señor”.


No ser “sordos” a la Palabra de Dios

“¿Por qué para muchos de nosotros no sucede lo mismo? Muchas veces escuchamos la Palabra de Dios, nos entra por un oído y nos sale por otro, ¿Por qué?”, cuestionó el Papa Francisco.

“Es necesario no ser ‘sordos’ a la Palabra. Es el riesgo que corremos, ya que abrumados por miles de palabras, no damos importancia a la Palabra de Dios, la oímos, pero no la escuchamos; la escuchamos, pero no la custodiamos; la custodiamos, pero no nos dejamos provocar por ella para cambiar; la leemos, pero no la hacemos oración”.

Tras recordar que los primeros discípulos dejaron la vida que llevaron hasta su encuentro con Jesús, el Papa destacó que “quien está en contacto con la Palabra se libera de las ataduras del pasado, porque la Palabra viva descifra la existencia, cura también la memoria herida implantando el recuerdo de Dios y de las obras que ha hecho por nosotros”. 

FELIZ DOMINGO